5/9/10

Tratamiento del niño con sobrepeso u obesidad

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Tratamiento del niño con sobrepeso u obesidad
El Occidental


Doctor Héctor A. Gómez Vidrio

Actualmente a la obesidad infantil se le considera como la nueva pandemia en el nuevo milenio, siendo ya uno de los problemas de salud pública más importante, calculándose que alrededor del 35 por ciento de la población infantil en nuestro país presenta sobrepeso u obesidad.

A la obesidad se le define como una enfermedad, por cierto sólo controlable mas no curable y caracterizada por la existencia de una masa corporal excesiva para la estatura, debido específicamente a un excedido acumulo de grasa, que ocasiona un estado tóxico, inflamatorio y degenerativo, crónico de evolución progresiva, que irremediablemente lleva al paciente a sus complicaciones numerosas y severas, algunas de ellas que incluso pueden llegar a ser mortales, advirtiendo que estas suelen aparecer por igual, tanto en el niño como en el adulto.

Existen tres periodos en el niño que son considerados básicos para el desarrollo de obesidad, durante la vida intrauterina (prenatal), el comprendido en derredor de los tres años en las niñas y los seis años en los niños y durante la adolescencia.

La obesidad es una enfermedad que tiene su origen en múltiples factores en cada paciente en lo particular, que explica el porqué no existen dos enfermos iguales, siendo los principales: patrones familiares alimentarios alterados, incremento del tiempo en actividades sedentarias con disminución de la actividad física, factores de tipo genético-hereditarios, factores del medio ambiente que rodean a cada paciente (su hogar, familiares, sociales, laborales, escolares, áreas de recreo), situaciones de estrés que definitivamente estimula el apetito, lo que acontece en la mayoría de los niños obesos.

Concretamente el tratamiento de la obesidad infantil contempla principios generales consistentes en que el niño y sus padres deben a como dé lugar "lograr cambios trascendentales en su medio ambiente" con objeto de ir modificando favorablemente a cada uno de ellos.

Puesto que la obesidad es un problema crónico de por vida, debe tenerse como expectativa su control a través de los años y además debe entenderse y aceptarse que los cambios en el comportamiento del niño requieren de una retroalimentación frecuente y periódica, en la cual deben coparticipar el niño obeso, los padres y el equipo multidisciplinario de salud, encargado del control de la obesidad, como es el médico endocrinólogo, el psicólogo o el médico psiquiatra, el nutriólogo y el trabajador social.

Cada niño obeso debe ser orientado a seguir de por vida un plan alimentario saludable, variado y atractivo que asegure la aportación de calorías y proteínas conforme a la edad y su actividad física.

Un plan alimentario equilibrado debe contener el 50 por ciento de hidratos de carbono (azúcares), el 20 por ciento de proteínas y el 30 por ciento de grasas.

Debe orientarse a los preescolares y preadolescentes en el consumo de alimentos de acuerdo a tres grupos categóricos: aquellos alimentos que pueden ser consumidos en cantidades no limitadas, los alimentos con valor nutricional promedio y los que presentan contenido alto de grasas, sobre todo de origen animal o de azúcares simples, los cuales tienen que retirarse de la alimentación (chocolates, pastelillos, galletas, helados, frituras, refrescos, postres y golosinas).

En los patrones de conducta alimentaria debe aprenderse a reconocer aquellos que son inadecuados para eliminarlos y por otra parte los adecuados para estimularlos; asimismo, deben recomendarse actividades para distraer la atención hacia los alimentos, distinguir entre hambre y apetito, evitar costumbres inadecuadas, como omitir el desayuno, premiar al niño con alimentos, aportarle golosinas en lugar de alimentos saludables.

Referente a la actividad física, los programas recomendados son de tipo aeróbico por 20 a 40 minutos diariamente y por supuesto limitar al máximo las actividades que fomenten el sedentarismo, como ver televisión y videojuegos que pueden ser sustituidos por juegos con ejercicio.

Indudablemente que en este aspecto orientar al niño hacia la práctica de su deporte preferido, según sus aptitudes, capacidades y posibilidades. Ante estos aspectos es muy importante y básico el papel de los padres así como de los maestros en el ámbito escolar.

En relación al uso de medicamentos para el tratamiento del niño obeso únicamente se han venido utilizando la metformina y el orlistat, pero por supuesto con estrecha vigilancia por parte del médico endocrinólogo, advirtiendo que los medicamentos actúan únicamente como auxiliares en el control de la obesidad.

Finalmente es entonces indispensable comprender y aceptar que lograr un control permanente del sobrepeso y obesidad en el niño, amerita un proceso complejo, pero que es indispensable llevarlo a la práctica para tener el éxito esperado.

oem.com.mx

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