11/9/12

Tener cintura grande es peligroso *



Tener cintura grande es peligroso

lapatria.com

La prevalencia de la obesidad en las últimas tres décadas se ha reconocido como una pandemia (epidemia en dos o más continentes) que contribuye a enfermedades crónicas que requieren cambios en las políticas de salud y en los programas de nutrición de la población, señaló la nutricionista dietista Elizabeth Ortiz Palacios.

Agregó que la obesidad es tenida como una enfermedad crónica y seria que involucra negativamente todos los sistemas del organismo. Las personas que la padecen desde la infancia o la adolescencia son quienes tendrán más tiempo para desarrollar las complicaciones derivadas de ella como la resistencia a la insulina, con o sin diabetes tipo II, hipertensión, enfermedades cardiovasculares y dislipidemia. A estas alteraciones metabólicas se les conoce como Síndrome X.

Este, o síndrome de resistencia a la insulina o síndrome metabólico está presente en las personas que tienen tres de las siguientes condiciones:

- Niveles altos de triglicéridos.

- Niveles bajos de colesterol HDL “bueno”.

- Presión arterial alta.

- Altos niveles de azúcar en la sangre.


Función de los ácidos grasos libres

Según Ortiz Palacios, una de las preocupaciones mayores en la obesidad es la distribución de la grasa corporal y lo que ella desencadena. Si la distribución de la grasa es mayor en la parte alta del cuerpo, los componentes subcutáneos y viscerales implicarán más riego metabólico que si la grasa se encuentra acumulada de la cadera hacia abajo.

La obesidad en la parte alta del cuerpo (reconocida como figura de manzana) se relaciona con la liberación de los ácidos grasos libres. Hay que recordar que el tejido adiposo (tejido graso) es el principal depósito del almacenamiento de estos ácidos (como triglicéridos, cuya fuente son las harinas) siendo el combustible lipídico más importante en las personas.

Después de ser liberados desde los adipositos, los ácidos grasos libres son transportados en la sangre unidos a la albúmina y rápidamente eliminados de la circulación. Los ácidos grasos son al metabolismo (cambio fisiológico) de las grasas como la glucosa lo es al de los carbohidratos. Sin embargo, estos ácidos grasos libres están presentes en la sangre en menor concentración que la glucosa.

Los adipositos captan ácidos grasos de los triglicéridos circulantes presentes en los quilomicrones (ver recuadro) y en las partículas de lipoproteínas de muy baja densidad (VLDL). La acción de la lipoproteína (LPL) es necesaria para que esto suceda.

Una vez dentro del adipocito, los ácidos grasos libres son reesterificados (volver a dividir) en triglicéridos para su almacenamiento. La liberación de los ácidos grasos libres desde el tejido adiposo sucede por medio de una lipasa (diastasa contenida en los jugos digestivos que hidrata los lípidos) sensible a hormonas, que hidroliza los triglicéridos para producir tres ácidos grasos y una molécula de glicerol. Los primeros se pueden usar para combustible y la última como sustrato para nuevos metabolismos (gloconeogénesis) en hígado y riñón, o para la nueva síntesis de triglicéridos en hígado y músculos.

La lipólisis es inhibida por la insulina y es estimulada por otra sustancia (catecolamina). El cortisol y la hormona de crecimiento estimulan también la lipólisis en menor grado que las catecolaminas.

Las concentraciones de ácidos grasos libres son más altas en obesos y coexisten con muchas de las consecuencias metabólicas adversas de obesidad presentando las alteraciones conocidas y la alteración de su eliminación correcta. Por ello se evalúa qué parte del metabolismo se alteró para hacer la corrección. Hay pruebas que indican que el exceso de ácidos grasos contribuye al síndrome metabólico.


Qué hacer

Para prevenir el síndrome metabólico se deben mejorar los hábitos de vida, hacer ejercicio y modificar la alimentación.

En cuanto al ejercicio, la Organización Mundial de la Salud -OMS- estableció un mínimo de 30 minutos diarios para hacerlo. Uno de los ejercicios más recomendables es caminar ya que produce muchos cambios positivos en el organismo. “Una persona puede perder 16 kilos por año si camina todos los días. Si su objetivo es el mantenimiento, caminar le ayuda a la conservación en óptimas condiciones de su organismo”, dijo Ortiz Palacios.

Ella recomienda, para modificar la alimentación, incluir de manera paulatina mejores hábitos de consumo, principiando por controlar las cantidades de comida. “También es bueno incorporar alimentos que no se consumen regularmente, como las frutas y las verduras, uno a la vez. Además reforzar el control de las grasas que se adicionan a los alimentos como la mantequilla.”

Tomar agua beneficia el organismo. La nutricionista dietista dijo que el agua humecta los músculos haciendo circular la grasa que queda localizada en algún sitio del cuerpo, haciendo que las personas trabajen en mejores condiciones.

Corregir el sobrepeso y disminuir el tejido adiposo o graso mejora y elimina el síndrome metabólico uno de los riesgos que corren las personas obesas.

Otras opiniones*

El presidente de la Sociedad Colombiana de Diabetes, Pablo Ascher, explicó que los porcentajes que indican la presencia de enfermedades pueden generar una confianza peligrosa. Por ejemplo en el caso de la diabetes. Sí en el examen de sangre el paciente observa que el nivel de glicemia es superior a 90 pero no llega a 110 -límite inicial de la franja de la enfermedad- se sentirá tranquilo, porque la cifra le indica que no padece diabetes y seguramente no tendrá precaución con su nivel de azúcar.

Esta situación se presenta además en los índices de riesgo de la presión arterial, los triglicéridos, la obesidad abdominal y el colesterol, factores a los que usualmente no se les presta atención, “y ese es el principal problema, la gente piensa que tener ‘barriga’ es normal y mientras el azúcar no este tan alto como para tener diabetes, no se le da importancia y el descuido de estas condiciones genera una situación de peligro conocida como síndrome metabólico”.

Por su parte el médico cardiólogo Gabriel Robledo dijo que “la manifestación más relevante del síndrome metabólico es la obesidad abdominal. Esta se evidencia a través del perímetro de la cintura, que no debe ser mayor a 90 centímetros en los hombres y a 80 centímetros en mujeres, de lo contrario existe un exceso de grasa que influye negativamente en los procesos orgánicos y que favorece la incidencia del síndrome metabólico.”

*Con información de Burson-Marsteller Colombia.


Las grasas*

Las grasas, también denominadas lípidos, son sustancias ricas en energía que sirven de fuente principal de combustible para los procesos metabólicos del cuerpo. Las grasas se obtienen de los alimentos o se forman en el cuerpo, sobre todo en el hígado, y pueden ser almacenadas en las células adiposas para su uso en cualquier momento. Las células adiposas también aíslan el cuerpo del frío y ayudan a protegerlo de las lesiones.

Las dos principales sustancias grasas presentes en la sangre son el colesterol y los triglicéridos. Las grasas se adhieren a ciertas proteínas para desplazarse con la sangre; la combinación de grasas y proteínas se denominan lipoproteínas.

Las principales lipoproteínas son los quilomicrones, las lipoproteínas de muy baja densidad (VLDL), las lipoproteínas de baja densidad (LDL, conocido como colesterol nocivo) y las lipoproteínas de alta densidad (HDL, conocido como colesterol benéfico).

*Tomado del Manual Merck.


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