9/6/15

Las emociones no se comen... 09-06-15


Las emociones no se comen...

A pesar de la infinidad de propuestas que existen para adelgazar, cada día hay más gente con sobrepeso. 

Como todos los intereses humanos, el problema de la obesidad empieza por la mente, porque son nuestros pensamientos y nuestras emociones los factores que nos conducen al sobrepeso.

La obesidad es la consecuencia de una adicción, la adicción a la comida, que una vez que se instala tiende a establecerse como un patrón de comportamiento difícil de modificar.

Indagar sobre las causas de este trastorno alimentario nos lleva a reconocer en los obesos estados anímicos asociados con la depresión.

Comer, es el primer comportamiento que todo ser humano realiza para satisfacer la necesidad básica de alimentar el cuerpo, que además calma la ansiedad.

La madre no solo amamanta a su niño cuando tiene hambre sino también cuando llora o está molesto por otra causa.Esa asociación es muy temprana, por lo tanto más difícil de erradicar, convirtiéndose la comida en un recurso efectivo para combatir la ansiedad.
Esas fijaciones orales también son responsables de la dipsomanía (la adicción a la bebida), la drogadicción y el tabaquismo.

Las dietas por lo general suelen ser bajas en calorías y no siempre coinciden con los gustos particulares de cada uno, por eso con el correr del tiempo son dejadas de lado.

La comida dietética suele ser inconsistente, más cara y muchas veces frustrante. No sacia el apetito y estamos siempre famélicos.

Más que una dieta específica baja en calorías, lo más importante es cambiar de hábitos y comenzar a comer como lo hacen los que son flacos.

Existen técnicas psicológicas interesantes para poder comer a gusto, aprendiendo a ser más consciente cuando comemos y poder así discriminar entre el hambre y la ansiedad.

Algunas reglas básicas para ayudarnos a bajar de peso :

l- comer sólo cuando tenemos hambre
2-comer sólo lo que nos gusta
3-disfrutar cada bocado conscientemente en forma lenta
4-dejar de comer cuando creemos estar llenos

Somos conscientes que no siempre comemos cuando tenemos hambre, a veces nos tentamos a deshora, otras cuando estamos ansiosos y comemos sin discriminar si es por hambre o por ansiedad.

Comer lo que a uno le gusta sabemos que puede hacernos mal y también puede hacernos engordar, sin embargo forma parte de esta técnica con la condición que no sea frecuente, porque se transforma en costumbre, luego, deberemos seguir comiendo como lo hacíamos antes; para reiniciar el ciclo de cuidado después.

El principio teórico es que el cuerpo quema lo que la persona come habitualmente y si se cambia el tipo de calorías que se consume, el metabolismo cambia, quemando también grasa adicional.

Disfrutar de la comida es una manera de digerir mejor y facilitar la absorción correcta de los alimentos. Comer lentamente hace que comamos menos cantidades, porque el período de hambre cesa automáticamente después de determinado tiempo, permitiéndonos además reconocer sabores durante este proceso.

Ni bien sentimos las señales de plenitud debemos dejar de comer en forma inmediata. Con el tiempo se aprende a reconocer estas señales que para cada persona pueden ser diferentes.

Esta propuesta indica que es necesario comer más de tres veces por día para perder peso.
 

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