25/8/15

Perder peso es cuestión de método [25-8-15]


Perder peso es cuestión de método

Se ha preguntado alguna vez, ¿por qué sólo cuando de peso se trata es más difícil bajar que subir?, ¿por qué las leyes del universo, perfectas y magistrales, son tan poco amables en cuestiones de belleza, que hasta la fuerza gravitacional nos somete a una cruzada estética para mantener todo en su puesto?, ¿por qué lo más rico de comer convierte nuestra figura en la de una digna mascota de almacén de llantas?, ¿por qué la voluntad humana parece más pequeña cuando tratamos de hacer abdominales, sentadillas y demás ejercicios que contrarresten las odiosas leyes cósmicas?... Las respuestas son tan misteriosas, que podríamos nacer tres veces sin encontrarlas.

Y aunque el tema en cuestión no es la justicia divina ni su impacto en la voluntad humana, lo cierto es que el mundo sería más lindo si comer y descansar fueran acciones indispensables en el mantenimiento de una figura con curvas perfectas; los helados serían esenciales para tonificar los músculos; las pizzas, el requerimiento de cualquier cuerpo sin celulitis; y el ‘arrunche’, el medio perfecto para regular la grasa acumulada en caderas y brazos.

Pero no. Voluntad, moderación y conciencia son sustantivos infaltables en el día a día de quien requiera dejar los kilos de más en el pasado. Conciencia sobre todo; la clave para hacer de la rutina de ejercicios y dietas un hábito, que además de hacer bello el cuerpo, optimice nuestra salud física y mental, complemento que hará de los resultados algo duradero.

En 2011, cuando muchos avances tecnológicos se han puesto al servicio de la estética, los expertos son claros al afirmar que no hay ninguna tecnología panacea que haga bajar de peso mágicamente o que mantenga, sin ejercicios y buena alimentación, los resultados de un procedimiento quirúrgico.

LO BÁSICO, CONOZCA SU CUERPO

El deseo de verse bellas lleva a la mayoría de las mujeres a someterse a tratamientos, rutinas de ejercicios y dietas que no aceptarían por otra razón.

Pero tenga en cuenta que más allá de ser linda y sentirse deseada, es más importante ser una persona saludable. Cuando esta premisa precede a lo estético, estamos listas para elegir el medio ideal que regulará nuestro peso y mantendrá los resultados sin correr riesgos. Porque, seamos claros, el fin no justifica los medios cuando de salud se trata.

De hecho, en los años ochenta se popularizó un sinfín de dietas que prometían resultados asombrosos en pocas semanas; menús que por lo general eran castigos gastronómicos y que sometían al cuerpo a cuadros leves de desnutrición, los cuales, a su vez, generaban diversos trastornos, entre ellos, subir con rapidez los kilos que tan sufridamente habían perdido en pocos días.

“El problema con las dietas es que no existe una genérica; la mayoría de ellas tiene una restricción demasiado fuerte. Se olvida que el cuerpo necesita tiempo, paciencia y persistencia. Se logran metas a muy corto plazo, pero con unas consecuencias altas; se baja de peso, pero por malnutrición.

Los periodos ideales son entre 2 y 6 meses, que es más o menos el tiempo para generar regulación  y una memoria metabólica que lleve a un mantenimiento a largo plazo”, explica el doctor Hugo Javier González, médico esteticista, cirujano plástico y asesor de Figurella Internacional.

Es indispensable que antes de decidirse por un método para perder peso, usted consulte con un especialista. Él le hará exámenes que determinen la condición y su tipo de organismo, pues primero es necesario descifrar el factor causante del exceso de peso. Y es que además de las causas genéticas, el sedentarismo y la mala alimentación, en los últimos tiempos se han conocido enzimas y hormonas que ayudan o no al procesamiento de grasas en el cuerpo.

¿CÓMO COME?

Después de años de mitos dietarios, sabemos que comer menos veces al día o en menor cantidad no genera necesariamente mejores resultados.

Es indispensable, para tener un buen metabolismo, comer en horarios establecidos, ya que si dejamos pasar mucho tiempo entre comidas, el cuerpo pierde la capacidad de metabolizar y se vuelve muy lento. Por eso es necesario conocer nuestro cuerpo: no todos los organismos funcionan igual, razón por la cual no hay una dieta genérica que funcione infaliblemente.

“Todos tenemos un metabolismo diferente, que se rige bajo unos horarios establecidos. Si desayuna a las 6 de la mañana y son las 2 de la tarde, su cuerpo entiende que está en inanición porque han pasado más de seis horas sin alimentarse. Entonces él dice: ‘no voy a consumir mis reservas, las voy a guardar porque no sé qué está pasando’. Así que es mejor comer 5 ó 6 veces al día en porciones moderadas y que al final tenga el aporte calórico necesario, dependiendo de su peso y  metabolismo, el cual, generalmente, es de 1.200 a 1.500 calorías diarias”, explica el doctor González.

Aún así, la Organización Mundial de la Salud afirma que el aumento de la obesidad en los últimos tiempos obedece a malos hábitos como el sedentarismo y el abuso de la comida chatarra, por lo que llevar una dieta balanceada y hacer ejercicio cardiovascular (correr, caminar, trotar, montar bicicleta), ayudará a reducir los kilos de más que se ubican sin pudor alguno en las partes más visibles de nuestros cuerpos.

“El cuento de la dieta balanceada –afirma el especialista- parte de que es necesario hacer un balance entre los tres grupos nutricionales: las grasas, los carbohidratos y las proteínas. Como no se pueden restringir al máximo, se sabe que si son grasas no se pueden consumir las saturadas; en cuanto a las proteínas, que sea una porción moderada de proteína animal o vegetal; y los carbohidratos (como las harinas) deben restringirse al máximo (sólo una vez al día).

Hacer un balance entre las calorías que ingiero y las que gasto. Eso ayuda a mantenerse muy bien”.

LEJOS DEL QUIRÓFANO

Cuando se habla de adelgazar, no se parte de un precedente estético únicamente, pues el sobrepeso es, sobre todo, un problema de salud.

Por eso, si lo que la atormenta es la grasa localizada en el abdomen u otro sitio inoportuno, no acceda a una cirugía a menos que otros procedimientos estéticos menos invasivos no le hayan dado resultado. Claro, todo depende de sus expectativas.

“Para decidir entre unos y otros, hay muchos criterios por utilizar. Inicialmente está la expectativa del paciente. Si, por ejemplo, trabaja en modelaje y quiere una marcación de cintura, métodos estéticos como masajes o drenajes generalmente se quedan cortos. Entonces tendrá que pensar en técnicas más invasivas, como una liposucción tradicional.

Ahora, si ha invertido mucho dinero en tratamientos y éstos no le funcionaron, no desperdicie más recursos y opte por un tratamiento de resultados definitivos”, aconseja nuestro asesor.

A pesar de ello, en la mayoría de casos, en los que la grasa localizada es un problema, los procedimientos estéticos funcionan bastante bien.

Por ejemplo, la ultracavitación, también llamada ‘liposucción sin bisturí’, utiliza un aparato que por medio de ultrasonido implosiona las moléculas adiposas, destruyendo la grasa.

“Se está hablando de la criolipólisis, otra de las nuevas técnicas que apenas llega a nuestro país, pero que en Europa se maneja muchísimo. Se hace en sesiones de dos horas por lo menos y funciona colocando el equipo sobre la zona a tratar, para congelar los adipositos y degradarlos. Como todos los tratamientos de este tipo, debe ir acompañado de ejercicio y de un plan nutricional adecuado”, asevera el cirujano.

Ayúdese, ayúdese

A pesar de las técnicas existentes, los especialistas ratifican la importancia de un estilo de vida saludable; siempre es mejor mantener un equilibrio para no tomar medidas drásticas.  La invitación es a explorar las alternativas más naturales posibles, ya que la recuperación de una cirugía será siempre más traumática.

La clave es trabajar sobre planes nutricionales acompañados de una rutina de ejercicios personalizados.

De acuerdo con el doctor González, “por ejemplo, en Figurella, reeducamos al paciente  con un programa no intensivo sino personalizado. Además usamos las cámaras de oxigenación, cabinas donde sólo queda la cabeza del paciente por fuera del equipo, que liberan grandes cantidades de oxígeno, las cuales penetran la piel logrando la purificación y desintoxicación del cuerpo y la eliminación de la grasa”.

SÍ AL BISTURÍ

Según los estándares mundiales, cirugías como la derivación gástrica y otros procedimientos bariátricos se consideran cuando la persona sufre de obesidad mórbida; es decir, su peso se excede en más de 40 kilos, originando serios riesgos (enfermedades coronarias o problemas pulmonares). Estas personas, por lo general, no logran bajar todo lo que necesitan a través de dietas o ejercicios.

La derivación gástrica busca, en primer lugar, reducir el estómago para que la persona ingiera menos alimento, y segundo, que la comida no pase por ciertas zonas del estómago y del intestino delgado. Así, el cuerpo no absorbe todas las calorías. Esa intervención está lejos de ser un remedio rápido para bajar de peso.

“Estos procedimientos –explica nuestro asesor- son mucho más delicados y deben pasar por un equipo multidisciplinario: gastroenterólogo, cirujano bariátrico, fisioterapeuta y nutricionista. Entre todos toman la decisión de cuándo realizar la cirugía y en qué circunstancias.

EL CUENTO DE LAS HORMONAS

Diversos estudios constatan la presencia de hormonas como la leptina en alimentos ricos en omega 3, que se encargan  de ‘avisarle’ al hipotálamo sobre la reserva de energías que disparan o controlan las sensaciones de saciedad o de apetito.

Algunas veces, en especial cuando la persona basa su alimentación en productos refinados o grasosos, la producción de leptina es muy poca, por lo que el individuo come sin poder parar.

En otras ocasiones, esta hormona funciona mal por razones genéticas: la grasa produce suficiente cantidad de leptina, pero el hipotálamo ‘se duerme’ y no oye las señales, produciendo un aumento del apetito.

Debido a su rol en la predisposición de la obesidad, diversas investigaciones buscan en la leptina una nueva opción terapéutica que permita  controlar el apetito y, con ello, adelgazar.

¡PURO COMPROMISO!

“Por mi criterio y experiencia –asegura el médico esteticista- siempre seré adepto a que mis pacientes escojan lo más natural posible, lo menos invasivo y que no tenga que ver con riesgos para la salud. Es lo principal a la hora de elegir cualquier tratamiento.

Si la paciente adelgaza de una manera natural, todas las tecnologías entrarán a ayudar. Pero la solución está casi en un 70 por ciento en una conducta de estilo de vida saludable. Esa es mi recomendación. Porque no hay ninguna tecnología panacea, ningún tipo de tratamiento mágico. Sólo el compromiso del paciente de lograr lo que quiere lograr.

Por ejemplo, si para acompañar el estilo de vida saludable  desea ayudarse de pastillas, es imprescindible optar por farmacología natural, homeopática. Porque incluso varias marcas famosas, años después, salieron del mercado por sus contraindicaciones.
 

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