8/11/08

Cirugías para la obesidad no son indicadas para todo el mundo

Principalmente, en los casos de personas en los que la prevención y los tratamientos médicos y nutricionales han fracasado.

"Una cirugía bariátrica debe ser indicada solo cuando el paciente ha fracasado tras haber estado efectivamente en tratamiento médico para bajar de peso, por lo menos durante dos años", dice María Burgui, jefa de cirugía del hospital Vélez Sarsfield, a cargo de su programa de cirugía bariátrica.

Las cirugías de la obesidad, en todas sus variantes, presentan los riesgos propios de toda intervención quirúrgica: la tasa de mortalidad intraoperatoria oscila entre el 0,5 por ciento para las bandas gástricas y el 5 por ciento, para el bypass gástrico.

Por eso deben hacerse tras preguntarse en cada caso si los beneficios de la intervención son mayores que los riesgos.

"En el caso de los pacientes hiperobesos, cuyo Indice de Masa Corporal o IMC (el peso de la persona dividido por su altura al cuadrado) está por encima de 50 o 55, no hay dudas -aseguró Burgui-. Para estas personas que se encuentran postradas en la cama no existe otra solución: es la cirugía o la muerte".

Se necesita compromiso del paciente

Pero a medida que el Índice baja, la relación riesgo-beneficio va dejando de ser tan terminante. Hoy la indicación aceptada para el uso de estas cirugías es en aquel paciente con un IMC mayor a 35, pero que presenta enfermedades asociadas al sobrepeso (diabetes, hipertensión), y que ha fracasado tras por lo menos dos años de tratamientos médicos.

En los niños su uso está contraindicado, aunque existe cierta evidencia de que, en adolescentes, puede ser útil cuando se agotan los recursos médicos y nutricionales, siempre y cuando el paciente haya completado su crecimiento.

En todos los casos, es fundamental que exista un compromiso por parte del paciente de modificar sus conductas alimentarias, ya que en todos los casos hay formas de hacer trampa. Licuar los alimentos sólidos para poder beberlos o inducir el vómito tras un atracón son algunas de las formas en que los pacientes sortean el límite a la ingesta que proponen algunas bariáticas (otras apuntan a ocasionar una mala absorción de los alimentos).

Estos pacientes pueden entonces sumar a su obesidad otros trastornos de la alimentación, como la bulimia.

"Siempre debe ser el psicólogo, como integrante de un equipo multidisciplinario, el que orienta al cirujano sobre el compromiso del paciente con la cirugía", agregó Burgui.

Según la especialista, si la cirugía está bien indicada es esperable un alto nivel de éxito. Vale aclarar que la meta de una cirugía de la obesidad no es que el paciente se vuelva delgado, sino que bajó lo suficiente de peso como para que se reduzca el riesgo de vida que se asocia a la obesidad. "Cada diez kilos de exceso de peso representan un año menos de vida", concluyó Burgui.

Sebastián A. Ríos
La Nación, Argentina, GDA

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